*Narra Lizzy*
Cuando me despedí de Daniel, lo primero que hice nada
más llegar fue buscar mi apartamento. Mis padres habían decidido
previamente que tenía que compartir piso con otra estudiante así
que antes de salir me dieron la dirección.
La casa por fuera era bastante grande, con dos plantas,
un gran jardín y una piscina. Era mejor que la residencia pero no
entendía como podía vivir ahí sola una estudiante. ¿En serio esta
casa es suya?
Cuando llamó a la puerta de la casa me abre una chica
rubia de ojos azules, tenía el pelo muy rizado y alocado e iba
vestida de una forma muy deportiva.
-¡Hola!- me dijo casi gritando. Parecía muy contenta
de verme. Aunque creo que ella ya es así de simpática por
naturaleza.
-Hola, soy Lizzy
-Mucho gusto, yo soy Ashley, ¡estaba deseando
conocerte!
Yo no paraba de mirar a todas partes, el apartamento era
increíble, todo parecía bastante amplio, y además no estaba muy
lejos de la universidad. Ashley debió de darse cuenta que me
encantaba la casa porque me estaba mirando sonriendo y rápidamente
me dijo:
-¿Quieres verla?
No podía esperar más, esa era la casa en la que iba a
vivir a partir de ahora y la verdad, estaba deseando que nos
conociéramos mejor porque así sería todo más divertido.
-¡Sí!- respondí con un gran sonrisa deseando ver
como era por dentro.
Ashley me cogió de la mano y me llevo para que viera el
salón. Era un salón sencillo, pequeño, pero suficiente para dos
personas, ademas tenía una mesa muy amplia con un ordenador y todo
estaba muy iluminado gracias a un gran ventanal.
-¡Es increíble!- es lo único que pude decir ya que no
sabía como expresarlo de otra manera.
Si el salón me ha parecido alucinante no puedo ni pensar
en como serán las otras partes de la casa.
-¿Te gusta?
-¡Como no me va a gustar!- le dije entusiasmada
Nada más terminar de ver el salón me llevó a la
cocina. Era una cocina normal, pequeña y con una mesa para cuatro
personas. Eso hizo que pensara que iba a tener que aprender a cocinar
a partir de ahora. Nunca me había hecho falta aprender a cocinar
porque mi madre había contratado a una mujer que cocinaba todo lo
que pedíamos.
Estaba muy bien no tener que hacer algunas cosas, pero ahora pienso que si hubiera aprendido antes, ya no me vería en esta situación.
Cuando salimos de la cocina me llevó a dos habitaciones
que tenía de invitados y después dijo que me tapara los ojos porque
me iba a llevar a la mejor parte de la casa, aunque no creo que nada
pueda superar al salón y a esa cocina.
-Espera a que abra la puerta- me dijo casi susurrando,
como si en realidad tampoco pudiera gritar - Cuando diga 3, abre los
ojos ¿vale?
Dije sí asintiendo con la cabeza. Estaba un poco
nerviosa por lo que me iba a enseñar, aunque también estaba
deseando que acabaran los tres segundos, la verdad es que debo admitir que
soy demasiado impaciente.
-1... 2... y... ¡3!
En ese momento abrí os ojos y vi una gran habitación
naranja. Era la mejor habitación que había tenido en toda mi vida y
no me importaba que en ella tuviera que dormir con Ashley. Tenía dos
camas, una encima de otra, y al lado, dos escritorios, Nada más
verla ya sabía que nos lo íbamos a pasar genial allí.
-Si prefieres la habitación de invitados no me importa
de verdad – me dijo un poco más triste.
La verdad era que no me importaba compartir cuarto con
ella. Yo era hija única así que prefería estar acompañada.
-No, yo prefiero compartir la habitación – le
respondí con una gran sonrisa para que supiera que se lo decía de
verdad.
-Pues entonces puedes pedirte la cama que quieras, no me
importa- me dijo Ashley para que pusiera mis cosas donde quisiera
-Ummm, me pido la de abajo- dije pensándolo un poco.
-No me gusta dormir en sitios tan altos.
-Estupendo, entonces vamos a instalate ya. Cuando termines ven a la cocina, supongo que tendrás
hambre ¿no?
-Sí, gracias.
Ashley salió de la habitación y comencé a ponerme
cómoda. Coloque la ropa en el armario y saque todos mis libros.
Después saco de la maleta una foto en la que salimos todos, mis
padres y yo. Esa foto nos la hicimos cuando regresamos otra vez a
nuestro país, cuando la vi me emocioné, hace unas horas que no veo
a mis padres pero ya los hecho de menos. La voz de Ashley hizo que
dejara de pensar en todo eso.
-¡El almuerzo está listo!- me dijo Ashley, y
corriendo me dirijo a la cocina.
Cuando llego, tenía preparado un gran plato de
espaguetis que tenían una pinta deliciosa. ¿Cómo podía cocinar
tan bien?
-¿En serio has hecho tú todo esto? - le pregunto
bastante curiosa.
-Claro, es bastante fácil, me lo enseñó mi padre.
No sabía nada de ella, así que tampoco me pude hacer
una idea de como era su vida. No quiero ser cotilla, así que cuando
me quiera contar lo que sea la escucharé.
-¿Y vienes de Viena? - me preguntó sin esperarlo.
-Sí, estos últimos años he vivido allí.
-Debe de ser difícil venir sola a otro país... –
dijo sin mirarme directamente a los ojos.
Es extraño que esté así, en realidad, no se si es
normal, pero lo que se es que desde que llegué no paraba de reír en
todo momento, sin embargo, ahora está más triste. Desde que me
preguntó que si era de Viena está así. No decía nada, era como
si se hubiera quedado muda de repente y eso me asustaba un poco.
-¿Estás bien? – le pregunto un poco preocupada,
porque ahora me siento culpable.
-No, no es nada – me dijo con una sonrisa – solo
estoy un poco cansada.
Me encanta¡¡¡ :) espero q publiques pronto. Bss
ResponderEliminarMe gusta mucho, esperare para volver a leer, sigue así. Te sigo, un besito!
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