"Mi nueva historia" cuenta la historia de Lizzy, una chica hija de padres ricos que tiene que asistir a Oxford para estudiar medicina. Al principio pensó que ese no sería su lugar y que, como en otras ciudades en las que había vivido, no tendría muchos amigos pero todo eso cambia desde el momento en que conoce a Daniel...

Esta es mi primera historia que escribo en un blog y no estoy acostumbrada a escribir capítulos largos, a si que tengo que disculparme por si en algún momento os pareciese un capítulo demasiado corto.

No olvidéis dejar comentarios. :D

jueves, 24 de mayo de 2012

CAPITULO 2



*Narra Lizzy*

Cuando me despedí de Daniel, lo primero que hice nada más llegar fue buscar mi apartamento. Mis padres habían decidido previamente que tenía que compartir piso con otra estudiante así que antes de salir me dieron la dirección.

La casa por fuera era bastante grande, con dos plantas, un gran jardín y una piscina. Era mejor que la residencia pero no entendía como podía vivir ahí sola una estudiante. ¿En serio esta casa es suya?



Cuando llamó a la puerta de la casa me abre una chica rubia de ojos azules, tenía el pelo muy rizado y alocado e iba vestida de una forma muy deportiva.

-¡Hola!- me dijo casi gritando. Parecía muy contenta de verme. Aunque creo que ella ya es así de simpática por naturaleza.

-Hola, soy Lizzy

-Mucho gusto, yo soy Ashley, ¡estaba deseando conocerte!

Yo no paraba de mirar a todas partes, el apartamento era increíble, todo parecía bastante amplio, y además no estaba muy lejos de la universidad. Ashley debió de darse cuenta que me encantaba la casa porque me estaba mirando sonriendo y rápidamente me dijo:

-¿Quieres verla?

No podía esperar más, esa era la casa en la que iba a vivir a partir de ahora y la verdad, estaba deseando que nos conociéramos mejor porque así sería todo más divertido.

-¡Sí!- respondí con un gran sonrisa deseando ver como era por dentro.

Ashley me cogió de la mano y me llevo para que viera el salón. Era un salón sencillo, pequeño, pero suficiente para dos personas, ademas tenía una mesa muy amplia con un ordenador y todo estaba muy iluminado gracias a un gran ventanal.




-¡Es increíble!- es lo único que pude decir ya que no sabía como expresarlo de otra manera.

Si el salón me ha parecido alucinante no puedo ni pensar en como serán las otras partes de la casa.

-¿Te gusta?

-¡Como no me va a gustar!- le dije entusiasmada

Nada más terminar de ver el salón me llevó a la cocina. Era una cocina normal, pequeña y con una mesa para cuatro personas. Eso hizo que pensara que iba a tener que aprender a cocinar a partir de ahora. Nunca me había hecho falta aprender a cocinar porque mi madre había contratado a una mujer que cocinaba todo lo que pedíamos.
Estaba muy bien no tener que hacer algunas cosas, pero ahora pienso que si hubiera aprendido antes, ya no me vería en esta situación.


Cuando salimos de la cocina me llevó a dos habitaciones que tenía de invitados y después dijo que me tapara los ojos porque me iba a llevar a la mejor parte de la casa, aunque no creo que nada pueda superar al salón y a esa cocina.

-Espera a que abra la puerta- me dijo casi susurrando, como si en realidad tampoco pudiera gritar - Cuando diga 3, abre los ojos ¿vale?

Dije sí asintiendo con la cabeza. Estaba un poco nerviosa por lo que me iba a enseñar, aunque también estaba deseando que acabaran los tres segundos, la verdad es que debo admitir que soy demasiado impaciente.

-1... 2... y... ¡3!

En ese momento abrí os ojos y vi una gran habitación naranja. Era la mejor habitación que había tenido en toda mi vida y no me importaba que en ella tuviera que dormir con Ashley. Tenía dos camas, una encima de otra, y al lado, dos escritorios, Nada más verla ya sabía que nos lo íbamos a pasar genial allí.



-Si prefieres la habitación de invitados no me importa de verdad – me dijo un poco más triste.

La verdad era que no me importaba compartir cuarto con ella. Yo era hija única así que prefería estar acompañada.

-No, yo prefiero compartir la habitación – le respondí con una gran sonrisa para que supiera que se lo decía de verdad.

-Pues entonces puedes pedirte la cama que quieras, no me importa- me dijo Ashley para que pusiera mis cosas donde quisiera

-Ummm, me pido la de abajo- dije pensándolo un poco. -No me gusta dormir en sitios tan altos.

-Estupendo, entonces vamos a instalate ya. Cuando termines ven a la cocina, supongo que tendrás hambre ¿no?

-Sí, gracias.

Ashley salió de la habitación y comencé a ponerme cómoda. Coloque la ropa en el armario y saque todos mis libros. Después saco de la maleta una foto en la que salimos todos, mis padres y yo. Esa foto nos la hicimos cuando regresamos otra vez a nuestro país, cuando la vi me emocioné, hace unas horas que no veo a mis padres pero ya los hecho de menos. La voz de Ashley hizo que dejara de pensar en todo eso.

-¡El almuerzo está listo!- me dijo Ashley, y corriendo me dirijo a la cocina.

Cuando llego, tenía preparado un gran plato de espaguetis que tenían una pinta deliciosa. ¿Cómo podía cocinar tan bien?

-¿En serio has hecho tú todo esto? - le pregunto bastante curiosa.

-Claro, es bastante fácil, me lo enseñó mi padre.

No sabía nada de ella, así que tampoco me pude hacer una idea de como era su vida. No quiero ser cotilla, así que cuando me quiera contar lo que sea la escucharé.

-¿Y vienes de Viena? - me preguntó sin esperarlo.

-Sí, estos últimos años he vivido allí.

-Debe de ser difícil venir sola a otro país... – dijo sin mirarme directamente a los ojos.

Es extraño que esté así, en realidad, no se si es normal, pero lo que se es que desde que llegué no paraba de reír en todo momento, sin embargo, ahora está más triste. Desde que me preguntó que si era de Viena está así. No decía nada, era como si se hubiera quedado muda de repente y eso me asustaba un poco.

-¿Estás bien? – le pregunto un poco preocupada, porque ahora me siento culpable.

-No, no es nada – me dijo con una sonrisa – solo estoy un poco cansada.












miércoles, 9 de mayo de 2012

CAPITULO 1


*Narra Lizzy*

¡Por fin! Ya he llegado a Londres, solo me queda muy poco recorrido para llegar a la universidad pero ahora lo primero que tengo que hacer es buscar un taxi que me lleve hasta allí, aunque lo mejor será que coma algo. La comida del avión no ha estado mal pero me parece demasiado poca para ser un desayuno, así que mejor me dirigiré a una pastelería para comprar un Donut de chocolate, ¡tienen una pinta deliciosa!

Cuando salgo de la tienda, voy al Hyde Park un lugar perfecto para sentarse y disfrutar del día. Es genial ver que en el centro de una ciudad tan importante haya una gran zona verde. Me siento para tomar un poco el sol y comer el Donut, mientras que veo a gente paseando, o simplemente sentadas en el césped hablando. Normalmente cuando me cambio de ciudad, lo primero que hago es pasear por las calles y por los parques de allí. Lo mejor que recuerdo fueron los campos Elíseos en París, fue algo asombroso. París siempre ha sido unas de mis ciudades favoritas, sobre todo en navidad. Pasear por la torre Eiffel iluminada de una forma especial por ser navidad era algo que valía la pena ver.



Cuando termino, me voy en busca de algún lugar en el que pueda ver donde se encuentra Oxford, lo mejor es que vaya a un punto de información ya que allí me pueden decir donde puedo coger un autobús, el problema es que nunca he estado aquí antes, así que no tengo ni la menor idea de donde puede haber uno. Así que vuelvo a la pastelería para preguntar donde está.

Cuando llego espero mi turno y una vez que la camarera ha dejado de servir las mesas, la paro para preguntarselo.

-Perdona que le moleste, pero, ¿podría decirme dónde hay una estación de autobuses?

La mujer me mira un poco extrañada. Supongo que será porque se ha dado cuenta de que no soy inglesa y como es lógico, que tampoco conozco las calles, así que espero que no esté muy lejos porque si no, no voy a poder llegar a tiempo.

-La estación de autobuses esta muy cerca de aquí. ¿Sabes por casualidad dónde está el aeropuerto?

-Sí, vengo de allí.

-Pues justo a la izquierda está la estación de autobuses, no tiene perdida.

Me despido de la mujer y vuelvo otra vez al lugar del que partí. No se como no he podido darme cuenta antes de que los autobuses suelen estar cerca de los aeropuertos. Son las 13.30 a.m. Y por experiencia se que, o el autobús acaba de salir o va salir en media hora.

Cuando por fin llegó, miro el reloj y veo que no es muy tarde, aun quedan unos diez minutos para las 14.00 a.m. Me coloco en la fila y espero a que la mujer que hay en el mostrador me atienda.

-Hola, ¿podrías decirme si de aquí sale algún autobús para Oxford?- le pregunto con la esperanza de que no acabe de salir.

-Sí, dentro de diez minutos saldrá el próximo. ¿Tu también vas a la universidad?- Me preguntó la mujer.

Parecía bastante simpática, pero cuando dijo “también” me extrañe un poco. ¿Hay alguien más que vaya a Oxford?

-Sí, no soy de aquí, así que estoy un poco perdida- le dije a la mujer que me escuchaba atentamente, como si le pareciera muy interesante todo lo que le estaba contando.

-Puedes esperar allí si quieres a que llegue el autobús, no eres la única que va a la universidad hoy- me dijo a la vez que señalaba a un chico sentado en un sillón entretenido con su móvil.

El chico tiene la piel morena, el pelo castaño y ojos verdes, no parece ser de aquí ya que la mayoría de chicos a los que he visto no son tan morenos como él. Decido acercarme para saludarlo, aunque no estoy muy segura de que decirle, ya que no lo conozco de nada.



-Hola- Es lo único que se me ha ocurrido decirle, supongo que es una buena forma de comenzar una conversación.

*Narra Daniel*

Estaba un poco aburrido de tanto esperar a que llegase el autobús así que me entretuve con el móvil hasta que apareció delante de mi una chica, tiene el pelo largo de un color castaño oscuro, la piel clara y los ojos de un tono tan oscuro como su pelo de los que es imposible apartar la vista. Lleva una maleta en cada mano. Supongo que también estará esperando a que llegue el autobús.

-Hola, ¿que tal?- me levanto para poder hablar con ella.

-Bien, gracias. ¿Tu también vas a Oxford?- Me pregunta con un inglés perfecto, aunque dudo mucho que sea porque es de aquí.

-Sí, ¿tu también?- Le digo preguntándome si ella también está aquí para ir a la universidad.

-Sí, empiezo este año en la universidad. ¿Tu eres de Londres?

-No, es la primera vez que vengo, soy de Barcelona. ¿Y tu?- aprovecho para saber de verdad de donde es.

No tiene pinta de ser de Londres. Sus ojos y su pelo son muy oscuros, nada que ver con la gente de aquí, y su inglés no tiene comparación con los que hasta ahora he escuchado.

-No, yo tampoco soy de aquí. Acabo de llegar esta mañana. Soy de Viena.

¡De Viena! Ya sabía yo que ella no era de aquí. Al menos ya he conocido a alguien que va a la universidad de Oxford. Venía un poco preocupado, yo no conozco aquí a nadie, es más nunca he salido solo de España hasta ahora y tampoco tengo tanto dinero como muchos que van allí, no soy el típico hijo de padres ricos a los que le pagan la carrera para estudiar en la prestigiosa universidad de Oxford, solo estoy aquí porque he conseguido que me den una beca para venir a estudiar aquí durante un año después de esforzarme muy duro estos últimos años, pero jamás habría pensado que esta chica también iría allí. Parece una chica bastante normal, con unos vaqueros y un jersey azul marino. No se porque motivo irá a estudiar a Oxford, pero no parece de las típicas chicas universitarias pijas. Me pregunto que estudiará esta chica allí. Lo único que se, es que ambos estamos un poco perdidos aquí solos.

*Narra Lizzy*

Parece un chico normal. No viste excesivamente con ropa de marca pero va muy bien vestido con unos vaqueros y una camisa. Habla bien inglés aun no siendo su verdadero idioma, pero se le nota que es español por su acento. No me había dado cuenta de que no le había preguntado su nombre y no quiero que parezca que soy una maleducada.

-¿Cómo te llamas?- le pregunto rápidamente.

-Daniel ¿y tu?- me dice bastante interesado por saberlo.

-Elizabeth, pero puedes llamarme Lizzy.

-Encantado Lizzy, bueno, parece que ya esta ahí el autobús. ¿Qué te parece si vamos juntos?

-Sí claro, será genial- acepto encantada, para seguir hablando con él.

Siempre he querido saberlo todo sobre el modo de vida de las otras ciudades y sus costumbres. Cada vez que me cambiaba de ciudad era algo muy complicado para mí, ya que no todos los países son iguales. Cada uno tienen sus fiestas que se celebran de formas muy diferentes.

Durante todo el camino estuvimos hablando de nuestras respectivas ciudades. Quería saberlo todo sobre España ya que aunque haya viajado mucho, todavía no he tenido la ocasión de ir allí y el me preguntó sobre Austria, él tampoco había ido nunca pero le parece un país genial, y había escuchado mucho sobre él, sobretodo lo más conocido de Austria, que Mozart nació allí.

Sin darnos cuenta, ya habíamos llegado. Cuando bajamos contemplamos la entrada de la famosa universidad. Era increíble verla de cerca, nada que ver a como la ponen en las películas, nunca pensé que podría estar aquí algún día. Y además ya no me sentía tan sola como al principio, había conocido a Daniel, mi primer amigo aquí en Oxford. Este año iba a ser muy diferente.

*Narra Daniel*

Nunca pensé que yo podría estar en esta universidad. Siempre soñé en estar en una universidad
importante pero nunca me habría imaginado que se hiciera realidad. Estar en el extranjero es extraño para mí, pero ya no estoy solo, por suerte he conocido a Lizzy, aun no la conozco mucho pero es bastante divertida y simpática y todo lo que me cuenta es bastante interesante. Sé que con ella aquí todo será distinto a como pensaba que sería.


lunes, 7 de mayo de 2012

PREFACIO




*Narra Lizzy*

Las 06.30 a.m. Ya es la hora, por fin llegó el momento de prepararme para mi nueva vida, ¡nada más y nada menos que en Oxford! Aunque estoy un poco nerviosa, no quiero que piensen que estoy allí por mi dinero como otros estudiantes si no porque me he esforzado muchísimo estos años y me merezco estar allí.

Todavía me queda un largo camino, ya que yo no soy de Inglaterra, si no de Austria, mejor dicho, de Viena, ciudad de la música. Nada más regresar a Austria hace un par de años, ya tenía claro que quería aprender a tocar el piano, y así fue, aunque al principio fue un poco complicado pero nunca me rendí y por fin, lo conseguí. Viena no ha sido la ciudad en la que he vivido siempre. Aunque naciera aquí, también he vivido en París, Roma, Berlín e incluso ¡en New York! ya que mis padres son médicos y a veces tienen la obligación de viajar por todo el mundo y a mí, no me queda otra que ir con ellos, pero esto va a cambiar, a partir de ahora voy a vivir sola en Inglaterra.
De repente, escucho unos pasos que provienen del pasillo.

-¿Elizabeth? ¿Ya estás despierta?- preguntó mi madre entrando por la puerta. -Ya sabes que tienes que tomar el avión.

-Sí mamá, lo sé, intentaré vestirme lo más rápido posible.

Aunque no estoy muy segura de que pueda hacerlo, ya que tampoco se que ponerme y aún me queda repasar las cosas que me voy a llevar a la universidad.

-Eso espero, porque ya sabes que en dos días empiezas la universidad y tienes que instalarte allí lo antes posible.

-Vale mamá.

Mi madre sale de la habitación y yo me dispongo a abrir el armario. Tengo bastante ropa, pero nunca se que ponerme, aunque pensando que en Inglaterra hace bastante frío debería llevarme mucha ropa de abrigo para pasar allí el invierno. Al final, decido ponerme unos vaqueros con un jersey azul. No es algo muy elegante, pero es perfecto para la ocasión y además es abrigado.

Cuando salgo de casa, están todos esperándome. Mi madre, mi padre, que ya estaba un poco enfadado por mi tardanza y el nuevo chófer de la familia, Fred, que será el que nos llevé a el aeropuerto.

Durante el camino hacía allí, mis padres no paraban de decirme que tenía que esforzarme muchísimo, que no era una universidad cualquiera, si no una de las mejores del mundo y que tenía que sentirme muy afortunada por estar allí y por supuesto, que no me olvidara de escribirles para que supiesen como estoy.

Yo ya estaba un poco cansada de todo ese tema. No me importa que sea una buena o mala universidad, tan solo quiero poder ser un poco más independiente de lo que hasta ahora he sido. 

Mis padres han estado siempre encima de mí, diciéndome que debo o que no debo hacer. Ellos se encargaban de que viviera mejor que el resto y también elegían los mejores colegios de cada ciudad. Como no, ahora han vuelto a hacer lo mismo y han sido ellos los que han elegido la universidad. Allí fue donde ellos estudiaron cuando tenían mi edad y gracias a eso, se conocieron, y ahora me toca a mí estar allí.



Cuando llegamos al aeropuerto mis padres estaban muy tristes, es normal ya que no me van a ver hasta el año que viene, cuando termine el primer curso de medicina, pero les prometí estar siempre en contacto con ellos, mediante Emails que tendría que escribir cada día.

Con las maletas en las manos me despedí de ellos y entré en el pasillo que me llevaría al avión. Cuando me senté en mi butaca, me preparé para despegar. No era la primera vez que me montaba en un avión así que ya sabía como hacer para no notar el cambio de presión durante el despegue.

Una vez que ya estábamos en el aire no podía parar de mirar el paisaje, el Danubio desde arriba era algo asombroso y pensar que me iba a ir muy lejos de allí, del lugar en el que nací y que años más tarde volví, durante mucho tiempo, hizo que se me cayeran las lagrimas. En Viena era donde mejor había estado en toda mi vida, pasear por las calles del centro me hacía sentirme bien. Ya no volvería a ver a mi familia, y aunque no haya tenido muchos amigos debido a tantos cambios de ciudad, echaré de menos a los amigos que he tenido estos últimos años cuando estudiaba aquí, aunque tampoco puedo olvidarme de los amigos que conocí en las otras ciudades que un día también les tuve que decir adiós, pero sé que conoceré a gente nueva en Oxford y eso hizo que me alegrara un poco.

Antes de salir de casa cogí un pequeño cuaderno azul al que llame “Mi nueva historia” y para comenzar a escribirlo en el momento en que estuviera sola. Este año me he propuesto escribir en él todos los días y contar todo lo que haga en mi nueva universidad.

Espero poder contar en él, los nuevos amigos que haga allí, las fiestas que tengamos y los momentos más divertidos. Más o menos será como una especie de diario pero solo con los buenos momentos de esta nueva vida que no ha hecho más que comenzar.